Unas impresionantes fotos de la Aurora Boreal, tras la gran tormenta solar que tuvo lugar hace unos días. Una aurora se produce cuando una eyección de masa solar (conocido como viento solar) choca con los polos norte y sur de la magnetósfera terrestre, produciendo una luz difusa.
Todo empezó el lunes con una gran erupción solar que desencadenó el chorro de protones más potente desde 2005.
Las partículas del
viento solar viajan a velocidades desde 300 a 1000 km/s, de modo que recorren la distancia Sol-Tierra en aproximadamente dos días.
Los colores que vemos en las auroras dependen de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar excitan y del nivel de energía que esos átomos o moléculas alcanzan. El oxígeno es responsable de los dos colores primarios de las auroras, el verde/amarillo de una transición de energía a 557,7 nm, mientras que el color más rojo lo produce una transición menos frecuente a 630.0 nm. El nitrógeno, al que una colisión le puede arrancar alguno de sus electrones más externos, produce luz azulada, mientras que las moléculas de Helio son muy a menudo responsables de la coloración rojo/púrpura de los bordes más bajos de las auroras y de las partes más externas curvadas.
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